MATERIAL SOBRE SEXUALIDAD Y CANCER


Les adjunto un material para trabajar en un foro el próximo encuentro, favor de llevarlo impreso, gracias.



Catecismo  2332  Sexto  Mandamiento
Hombre y mujer los creo – I -



Mons.  JOSE IGNACIO MUNILLA


Obispo de San Sebastián


Un cordial saludo a todos los oyentes de Radio María. Un dia más, con la gracia del Señor, proseguimos el comentario del catecismo de nuestra madre la Iglesia.



Punto 2332:
La sexualidad abraza todos los aspectos de la persona humana, en la unidad de su  cuerpo  y  de  su  alma.  Concierne  particularmente  a  la  afectividad,  a  la capacidad de amar y de procrear y, de manera más general, a la aptitud para establecer vínculos de comunión con otro.



Estamos poniendo las bases, antes de entrar en aspectos concretos de la moralidad de la sexualidad.
En  el  punto  anterior  veíamos  como  hemos  sido  creados  en  un  proyecto  de  amor:  el  hombre  ha  sido creado por y para amar, y la sexualidad es algo muy importante  dentro de esa vocación "para el amor"



En este punto se dice: La sexualidad abraza todos los aspectos de la persona humana.
El sexo no es algo que el hombre "tiene", es algo que en el hombre "es": yo soy hombre o soy mujer; no es que yo "tengo sexo masculino o sexo femenino.
Esto es algo que  se está imponiendo en nuestra cultura, y es una gran mentira antropológica.


Esto parte por la unidad de su cuerpo y de su alma. Como dice este punto.
En nuestra concepción cristiana; que por cierto no es distinta de la concepción natural, pero sí que nos da un "plus" de conocimiento  e interpretación de la propia naturaleza.
La visión cristiana se mueve entre algunos errores que tenemos que distanciar: Podemos decir que hay una  "dualidad"  entre  cuerpo  y  alma,  pero  no  un   "dualismo",  ni  tampoco  un  "unitarismo"  –no distinguirlos-.


La antropología natural es un equilibrio entre estos dos extremos: entre el "dualismo" donde el cuerpo y alma se entiende como dos elementos totalmente dispares que no son integrables, de tal forma que hay que intentar desprenderse del cuerpo.

Y el "unitarismo", que lo que hace es confundir el cuerpo con el alma, a los efectos es negar el alma;
donde solo existen el cuerpo y la biología

Frente a esto, nosotros creemos que hay una "dualidad"; es de la que habla san Pablo, en sus cartas; cuando habla de que tiene un "drama en su interior". El percibe esa dualidad, a través de ciertas luchas que está viviendo: "hago lo que no quiero hacer, y lo que quiero hacer, a veces no soy capaz de hacerlo". Percibe que hay una lucha interior entre lo carnal y lo espiritual, detrás de lo cual hay una  dualidad de cuerpo y alma.
De ahí que muchas hemos dicho: no es lo mismo lo que quiero que lo que me apetece. Lo que "quiero es más espiritual", y lo que me "apetece" es más carnal.
Esto no es dualismo; porque san Pablo, al mismo tiempo que ve la dualidad entre la carne y el espíritu, intenta integrar cuerpo y alma; lucha para que esa   lucha entre el "querer y apetecer", con la gracia de Dios, se integren.


El dualismo es una filosofía oriental, que tiende a desprenderse del cuerpo; nosotros creemos que hay que integrar lo carnal y lo espiritual, porque somos "persona espiritual y persona corporal"; y lo carnal hay que espiritualizarlo, y al revés, no podemos caer en el error de una espiritualidad "desencarnada".


Jesucristo es el hombre nuevo que tiene una perfecta unidad interior; no está internamente dividido. Nosotros  estamos  llamados  a aspirar  a eso,  y cuando  tenemos luchas  interiores,  al  Señor  le pedimos: "Señor, dame tu madurez"; y también la vemos reflejada en los santos.


Una cosa más a propósito del dualismo, que parte de las filosofías orientales, que viene  a decir que de Dios  viene  el  espíritu  y  la  materia  no  viene  de  Dios,  por  tanto  hay  que  intentar  desprenderse  de  la materia, hasta llegar a un estado de nirvana, donde "ni sienta ni padezca los sufrimientos de esta vida". En ese contexto, la santidad se identifica con desprenderse de la realidad, para   ser santo hay que ser desencarnado.
Esto no tiene nada que ver con la mística cristiana.


Todo esto en el contexto de la sexualidad, el dualismo lo que viene a decir es que la sexualidad no tiene una vocación divina,  es  algo meramente  carnal; en todo caso se "consiente", para tener un desfogue, pero eso no es "espiritualizable".
Nosotros  creemos  que  la  sexualidad  tiene  mucho  que  ver  con  lo  espiritual,  porque  Dios  la  ha  creado como una expresión de amor.


El otro extremo del que decíamos el unitarismo, o de negación que no existe el alma. Esta visión viene a decir  que  eso  del  espíritu  y  del  alma  es  un  cuento.  Esta  visión  es  la  que  está  más  extendida  en  la sociedad  y  en  nuestra  cultura  secularizada;  viene   a  decir:  "yo  soy  lo  que  me  apetece".  Al  fondo,  es supeditar la voluntad y la inteligencia a las pasiones.
Esta es la imagen que se da en la televisión, todos los días: "negada el alma, al imagen que se da es la de su apetencia, su impulsividad".


Nosotros partimos de una unidad de cuerpo y alma, afirmamos que existe el cuerpo y afirmamos que existe el alma, que no están disociados, sino que están integrados.


Esa integración, a veces es una dualidad, a veces rechina por los efectos del pecado que hacen que esa unidad de cuerpo y alma, sufra interiormente; porque hay tendencias corporales que parece que sean contrarias a las tendencias espirituales.


Pero aunque exista esa lucha interior es una unidad sustancial; y estamos llamados, por esa "lucha por la santidad", a vivir una plena integración" entre lo corporal y lo espiritual.
Este es el punto de partida, desde donde la Iglesia –el catecismo- va a ir explicando que es la sexualidad. Dice  este  punto:  La sexualidad abraza  todos  los  aspectos  de  la  persona  humana.  No solamente  son  unos  órganos  determinados  dentro  del  cuerpo.  Hay  otros  órganos  del  cuerpo que  no tienen esta capacidad de configurar toda nuestra personalidad: el hecho que tenga o no tenga pelo, que tenga o no tenga apéndice, o la vesícula… etc., eso no cambia para nada su personalidad.
La sexualidad configura toda nuestra personalidad. NO es algo que se tiene, se "es".


Conviene subrayar esto; porque  a veces nos olvidamos que la sexualidad tiene tres finalidades,
Muchas veces solamente vemos dos finalidades:  la procreación y la expresión del amor;  pero hay una tercera  finalidad,  que  es  precisamente  esta:  Configurar  nuestra  propia  personalidad  (masculina  o femenina).
Hasta tal punto, esto es así, que se llega a decir: "piensa (o siente) en masculino o en femenino"
En el episodio de las bodas de Cana de Galilea, el detalle de que María es la que percibe la situación. En la sicologia intuitiva y una sensibilidad femenina que es muy propia de las mujeres.


Esto no significa que la conclusión del hombre y de la mujer sean distintas; tenemos una razón común que  hace  que  lleguemos  a  las  mismas  conclusiones,  pero  con  matices  distintos;  donde  se  iluminan aspectos diferentes que enriquecen nuestra vida.
Esto forma parte del don tan grande que Dios nos ha dado en la sexualidad.


De  aquí  se  deriva,  que  en el  seno  de  un matrimonio,  a la hora  de  juzgar  la realidad  y  de  afrontar  los problemas. Aunque los dos piensen lo mismo y tengan una comunión de ideales, tienen una riqueza de matices muy grande con lo que percibe el esposo y la esposa.
Claro que cuando esto no está bien educado y bien integrado, puede ser motivo de conflictos. En vez de ver la riqueza de matices distintos, por nuestro pecado, vemos que esos matices nos separan, en vez de complementar, nos separan.


Por el mismo principio, dependiendo de nuestro grado de madurez, puede ser motivo de riqueza y de encuentro; o por el contrario puede ocasionar conflictos y divisiones.


Por esto es muy importante entender este principio de la "tercera función de la sexualidad": Dios lo ha hecho así.


Continúa diciendo este punto:


Concierne particularmente a la afectividad, a la capacidad de amar y de procrear y, de manera más general, a la aptitud para establecer vínculos de comunión con otro.


No se puede pensar que es distinto los vínculos de afectividad que yo cree, al margen de la sexualidad:
una cosa es el sexo y otra es el amor: eso es un gran error.
Una sexualidad desquiciada nos incapacita para establecer vínculos estables, nos incapacita para tener una afectividad madura.
Si se ha vivido la sexualidad como una búsqueda egoísta de placer; pretender que llegado un momento, yo sea capaz de enamorarme de alguien de una manera madura, me va a costar mucho.


De  haber  vivido  una  sexualidad  desequilibrada  y  desordenada,  hay  consecuencias.  Llegado  a  un momento se tienen fracasos continuos, en las relaciones con los demás, porque se ha acostumbrado a un "usar y tirar", a usar de las personas.
Claro está que el Señor nos puede dar la conversión, pero no es tan fácil sanarse, porque en el "pecado esta la penitencia".


El índice de estabilidad en el matrimonio suele ser muy  inferior, en la medida en que se han tenido unas relaciones promiscuas anteriormente. Esto es algo que se puede constatar.
Existen  algunas  estadísticas,  donde  hay  "índice  de  divorcio",  comparando  los  que  han  convivido previamente al matrimonio. Este es un aspecto muy concreto. Yo me refiero a un aspecto mucho más extenso.
En estas estadísticas se dice que las parejas que han convivido antes del matrimonio, tienen un índice de divorcios muy superior. Ese es un dato constado y constatable, en Inglaterra, en Estados Unidos…


Yo quiero ampliar estos índices. Me refiero a cuando se ha tenido una sexualidad "no integrada", cuando no se ha vivido en la pureza y en la castidad; luego cuesta mucho más el tener una afectividad estable.
Se ha generado en nosotros una disociación, un "dualismo", entre cuerpo y alma.
El caso es que hay muchas personas que dicen: "qué bonito seria que la sexualidad y el amor estuvieran siempre integrados…, pero como parece imposible…".


Es esta cultura la que lo está haciendo imposible. Tenemos que pedir la gracia de poder vivir el cuerpo y el alma perfectamente integrados.
Dice este punto que la sexualidad puede afectar hasta la capacidad de comunicarse con los otros,  para establecer vínculos de comunión con otro.


Es  evidente  que  cuando  nosotros  nos  relacionamos  con  una  persona,  nos  relacionamos  con  "su persona", no con un cuerpo. Algunas personas, en su forma de verter, es totalmente provocativa, están insinuándose  de  una  manera  descara;    esas  personas  están  impidiendo  que  se  tenga  con  ellas  una relación  profunda.  Al  final,  con  esa  persona  no  tienes  un  "tú  a  tú";  no  es  una  relación  de  persona  a persona, sino que es una relación de "persona a cuerpo".
Este  ejemplo  es  para  que  nos  ilumine  y  para  que  entendamos,  el  cómo  de  una  sexualidad  vivida equilibradamente, depende que aprendamos a relacionarnos como personas.


Quiero detenerme en la famosa teoría de género.
Es curioso que le llame: "genero", y no "sexo". Como si quisieran quitar la palabra sexo. Ya no se dice:
¿de que sexo?", sino de ¿qué género?
Esta doctrina que estamos explicando del catecismo de la Iglesia se contrapone a otras concepciones culturales, que se están haciéndose presentes, también en la educación.
Una de las luchas que está teniendo  lugar en España, es el intento de introducir en la educación, desde los primeros pasos, la "teoría de género".


Me voy a servir de una entrevista que se publicó en el diario "la vanguardia" el 2 de Abril del 2008. A una profesora de Filosofía que enseña la teoría de género  en la universidad de Paris. Ella es de Burgos, se llama Beatriz Preciado; y se define a sí  misma como "filosofa del trasnsgenero y pansexual".


BP: Tengo 37 años. Nací en Burgos y vivo entre París y Barcelona. Soy filósofa y enseño Teoría del Género en la Universidad de París VIII. Vivimos juntos mi novia, una perra bulldog, un gato y yo. No quiero reproducirme. No creo en la nación ni en Dios. Mi perra se llama Pepa
La Vanguardia: ¿Es usted hombre o mujer?
BP: Esta pregunta refleja una ansiosa obsesión occidental.
La Vanguardia: ¿Qué obsesión?
BP: La de querer reducir la verdad del sexo a un binomio.
La Vanguardia: ¡Es que hay hombres y hay mujeres...!
BP: Yo dedico mi vida a dinamitar ese binomio. ¡Afirmo la multiplicidad infinita del sexo!
La Vanguardia: "Hay tantos sexos como personas", dice un amigo mío. ¿Sería eso?
La Vanguardia: En tal caso, ¿qué hay?
BP: Un transgénero pansexual. En caso de que hubiera que definirse, así me definiría yo.
La Vanguardia: Pero hay vaginas y penes, hay tetas y testículos, hay estrógeno y testosterona... BP: Sí. ¿Y?
La Vanguardia: Que eso no es cultura, ¡es biología!
BP: Esgrimir rasgos anatómicos (o bioquímicos) para fijar identidades sexuales ¡es cultural! Hasta
1868, por ejemplo, no hubo heterosexuales y homosexuales.
La Vanguardia: ¿Ah, no?
BP: Son términos formulados por Kertbeny. Antes había prácticas sexuales varias. Médicos y juristas parcelaron nuestra anatomía igual que los teólogos hacían con la divinidad.
La Vanguardia: ¿Con qué criterios?
BP: Visuales, en principio: el aspecto anatómico discriminaría hombres y mujeres. Y si algún cuerpo no encajaba bien como uno u otra, era un monstruo, una patología.
La Vanguardia: ¿Eso está superado?
BP: Mire a mi amigo Thomas Beatie... Él expresa que esa idea del sexo como binomio es sólo una falsilla, que "el sexo" no existe.
La Vanguardia: ¿Se refiere a ese hombre embarazado?
BP: Ese cuerpo que la vista condicionada definiría hombre de pelo en pecho... con su vistoso embarazo que definiría de mujer. ¡Es sólo mi amigo dinamitando el dichoso binomio! Thomas se


siente hombre (tomó testosterona y se extirpó los pechos) pero mantuvo órganos reproductores con los que concebir un hijo por inseminación. ¡Es estupendo!
La Vanguardia: Lo cierto es que Thomas nació mujer.
BP: Nació biomujer. Es biomujer la asignada mujer al nacer. Y es tecnomujer la que se asigna mujer a sí misma, usando técnicas para ello.
La Vanguardia: Así, Thomas es un tecnohombre...
BP: Sí, con su transcuerpo.




Fijaos, que conceptos se utilizan: "bio-mujer". Se distingue entre el "bio" y el "tecno", el primero son los órganos con los que nacio; pero el hombre  no es lo que es "biológico: bio", sino que es lo que él, elija después "tecnológicamente".
Esto  no  es  ninguna  broma.  Esta  teoría  de  género  se  enseña  en  la  universidad  de  Paris.  Además,  esta teoría está configurando el pensamiento cultural de España, en este momento.
Es duro describirla, pero es que  importantísimo, que nos demos cuenta, "como nosotros, gracias a la luz de la revelación", tenemos la capacidad de apreciar lo "creatura": el hecho de que Dios nos haya creado "hombres   y  mujeres",  es  algo  de  lo  que  no  nos  avergonzamos,  sino  que  nos  sentimos  gozosamente orgullos de ello. Reconocemos que eso nos configura… etc.


Continúa esta entrevista,  y esta mujer, por  caminos  diferentes  al nuestro percibe la utilización que   la pornografía hace de la mujer:


La Vanguardia: Y mucha ingeniería química mediante.
BP: ¡Menos de la que usan cada día millones de mujeres en todo el planeta! La píldora - inventada para reducir la natalidad de los negros en Estados Unidos- es un cóctel químico que construye hoy a la mujer.


La Vanguardia: ¡Liberó la sexualidad de la mujer!
BP: En cierto modo… También inhibe su libido. Lo cierto es que la feminidad, desde la píldora, es una ficción. La píldora ¡finge menstruaciones! La feminidad es hoy una construcción biotecnopolítica: una suplantación hormonal de los 12 a los 50 años. La biomujer es hoy tecnomujer, es ya transexual.
La Vanguardia: ¿Qué dicen las feministas de esto?
BP: No les gusta oírme. Pero les sugiero la reflexión de que la píldora es la sustancia más vendida de toda la historia de la humanidad... y motor de la industria pornográfica. Ha permitido que el sexo genere más capital que la reproducción, ha lubricado nuestro biocapitalismo farmacopornográfico.


La Vanguardia: ¿Bioca... qué?
BP: Estamos en un capitalismo en que los fármacos generan beneficios millonarios mediante la pornografía para el ojo masculino..., que es también otra invención cultural.


Continúa la entrevista, pero con esto es suficiente.


He querido contraponer la entrevista a lo que hemos comentado, para que valoremos el don tan grande que es el reconocimiento de la criaturalidad como hombre y mujer. Hasta qué punto tenemos que dar gracias  a  Dios,  por  ser  conscientes  que  nuestro sexo   (masculino o  femenino)  nos  configura;  y en esa configuración  nos  enriquece,  que  lo  biológico  es  también  espiritual.   No  permitamos  nunca  que  nos metal  el  gol  de  que  lo  biológico  es  algo  diferente  a  lo  personal;  no:  la  biología  está  integrada  en  la personalidad.
Esas supuestas operaciones de cambio de sexo, son totalmente contrarias al derecho natural, porque es pretender establecer  una dicotomía entre lo "biológico y lo psicológico y lo  espiritual".
Tenemos que dar gracias a Dios, por este equilibrio tan grande de la visión cristiana, que la corporalidad y la espiritualidad están totalmente integradas.


Una anécdota:
Me contaba una  mujer  con madurez  espiritual  que vivía  con  una sobrina. Estaban  pasando  una  tarde juntas, y se fueron a rezar. Las tía le pregunta a su sobrina –una chica de quince años-, cuando entraban en una capilla: ¿Qué quieres pedirle a Jesús?... "Le pido por los pobres, por los misioneros, por todos los que no tienen familia…, Qué más le pedimos…? por todos los niños del tercer mundo...
El caso es siempre las peticiones eran muy altruistas, pro ninguna personal… Su tía le pregunta, al final: ¿Y no tienes nada más que pedir?
¿No te gustaría pedir para ti¡, para que seas feliz, para que conozcas un chico   sano y limpio para que podáis formar una familia… etc.?
Si, también me gustaría, pero no me atrevo a pedírselo.
¿Cómo es eso…? ¡Pídelo! que Jesús también te quiere santa.


Lo que quiero decir es que la auténtica espiritualidad, no solo es la que habla de ideales altruistas que están  un  poco  lejanos  a  nosotros,  sino  que  también  es  la  espiritualidad  que  configura  mi  deseo  de felicidad, de afectividad.


Lo dejamos aquí.

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